La primera comida del día debe contener, por
tanto, tres componentes irrenunciables: hidratos de carbono (lo mejor: pan
integral y cereales, una fruta entera o en zumo y cualquier tipo de lácteo
(leche, cuajada, yogur o preparados de soja, avena, para los intolerantes a la
lactosa). Sin embargo, el aporte de calcio de la leche no se puede sustituir
totalmente por estos preparados, por lo que una buena solución podría ser la
leche sin lactosa. Las tostadas con mantequilla y mermelada son una buena
opción, pues suma hidratos, calcio, vitamina y fibras, aunque la mermelada no
sustituye a la necesaria pieza de fruta fresca.
Aunque es fundamental mantener una dieta cambiando
los tipos de pan, incorporando diferentes frutas cada vez. “La variación es un
punto clave de la dieta, porque no todas las frutas tienen las mismas
propiedades, ni todos los cereales son iguales”. “La mayoría de las dietas son
monótonas porque no se le presta la atención adecuada, tenemos otras
prioridades”, asegura por su parte González. “Un desayuno variad es menos
aburrido y permite que nuestro cuerpo reciba una variedad importante de fibras,
antioxidantes, fitonutrientes… que de otra manera no recibe”.
Está demostrado que omitir el desayuno o ingerir
menos de 200 kilocalorías propicia la obesidad. “Entre los obesos hay un
porcentaje muy grande de personas que no toma nada para desayunar”, asegura
González. “El cuerpo necesita una distribución ordenada de las comidas. Si
pasamos diez o más horas sin que el cuerpo reciba un aporte de calorías, desde
la cena hasta media mañana, el cuerpo responde acumulando reservas para
adaptarse a la situación, y por tanto hay tendencia a engordar”.
Para evitar la presión y las prisas a primera hora de la mañana, los nutricionistas
recomiendan preparar el desayuno por la noche antes de irse a la cama.
“Escenificar el desayuno es importante”, sobre todo para que los niños se
acostumbren. Está demostrado que se desayuna más y mejor cuando se está
acompañado por otros miembros de la familia y el desayuno se prolonga más de
diez minutos. Es tan sólo un pequeño momento de la mañana que ayudará a tener
una vida mucho más saludable.
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