El primer chef romano
En realidad hubo tres sibaritas romanos con el mismo nombre
y a pesar del folklore popular, todos ellos se hicieron más famosos por su
glotonería que por su buen gusto o por sus logros culinarios. El primer Apicio
vivió durante el reinado de Sila, el segundo en tiempos de Augusto y Tiberio y
el tercero, en la época de Trajano. El Apicio más famoso fue el segundo, Gavio Apicio,
que derrochó enormes sumas en banquetes
y entretenimientos y que inventó
muchos platos nuevos. Es posible que este mismo Apicio haya fundado la
"escuela del buen comer" mencionada por el dramaturgo y filósofo Séneca.
Además de haber sido una figura pública muy conocida, Apicio era desmedidamente aficionado al buen vivir. Es posible que esta propensión a la prodigalidad en entretenimientos que regía su vida haya sido la causa de sus grandes deudas. Cuando se vio con un ingreso anual de sólo 250.000 sestercios (equivalentes a unos 200.000 dólares del presente) sintió que ya no podría vivir en el estilo al que estaba acostumbrado y se suicidó ingiriendo veneno.
También fue este Apicio quien escribió De Re Culinaria, el libro de cocina más antiguo que se conoce. La mayoría de los expertos culinarios del presente coinciden en que la cocina romana, ya fuere en Roma o en Tierra Santa, era suntuosa y magnífica, pero fundamentalmente tosca. Como confiaban básicamente en el vinagre (para encubrir el olor de la carne rancia) y en salsas pesadas y grasosas, muy pocos de los manjares tan apreciados por los compatriotas de Apicio podrían ser considerados sabrosos hoy en día. A pesar de este defecto, muchos chefs modernos han conferido a sus invenciones el nombre de Apicio, no tanto para honrar sus conocimientos culinarios sino su extravagante estilo de vida.
Además de haber sido una figura pública muy conocida, Apicio era desmedidamente aficionado al buen vivir. Es posible que esta propensión a la prodigalidad en entretenimientos que regía su vida haya sido la causa de sus grandes deudas. Cuando se vio con un ingreso anual de sólo 250.000 sestercios (equivalentes a unos 200.000 dólares del presente) sintió que ya no podría vivir en el estilo al que estaba acostumbrado y se suicidó ingiriendo veneno.
También fue este Apicio quien escribió De Re Culinaria, el libro de cocina más antiguo que se conoce. La mayoría de los expertos culinarios del presente coinciden en que la cocina romana, ya fuere en Roma o en Tierra Santa, era suntuosa y magnífica, pero fundamentalmente tosca. Como confiaban básicamente en el vinagre (para encubrir el olor de la carne rancia) y en salsas pesadas y grasosas, muy pocos de los manjares tan apreciados por los compatriotas de Apicio podrían ser considerados sabrosos hoy en día. A pesar de este defecto, muchos chefs modernos han conferido a sus invenciones el nombre de Apicio, no tanto para honrar sus conocimientos culinarios sino su extravagante estilo de vida.
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